Por Salvador Medina Barahona
La pieza «Y» se apropió de uno de los sectores de la mansión restaurante Las Clementinas, ubicada
en el Casco Antiguo. Cobró vida en dos espacios a los que el público tuvo
acceso de manera progresiva. En la antesala, una mesa al centro con botellas de
vino descorchadas daba la bienvenida. Pronto comenzó a sonar en off la formidable trompeta de Aquiles
Navarro. El vino fue servido. Era como estar en un lobby ritualista.
El trompetista se fue acercando hasta quedar de cara al
público. Como el flautista de Hamelin, nos invita a seguirlo hasta una pequeña
sala interior: un personaje (interpretado por Mariela Aragón Chiari) se viste morosamente con pantalón gris, saco
negro y zapatos black & white. Algo
le perturba. Al fondo, tras la puerta de vidrio a dos hojas, una proyección no
del todo visible. El personaje se hace de un cayado rústico, una rama de árbol
sobre la que quedará acuclillado luego de haber intentado, con mucho esfuerzo,
decir: «Hay que obtener el control absoluto». Antes de que las hojas de la
puerta se abran, llegará un segundo personaje (representado por Alejandro Schoffer), de camisa verde, con su: «¿A
dónde vamos?». La frase, a un tiempo signo del desespero y pregunta ontológica,
nos da pie de entrada al segundo, definitivo espacio de la puesta. El
público pasa junto al personaje de zapatos black
& white, lo deja atrás, ignorado en su mutismo.
Hemos llegado al patio de la estancia. La gente se ubica donde
puede. Se sienta en las escaleras de descenso, en las pocas bancas del patio
interno. O se mantiene de pie. La ejecución intradiegética del formidable trompetista
y del contrabajista, Carlos Quirós, serán esenciales para el desarrollo discursivo
de la pieza. Los movimientos neurálgicos de las bailarinas Stephanie Lee y Milvia Martínez estarán a ella supeditados.
Serán dos elocuentes entidades en fuga animadas por la música, los efectos
sonoros de la urgencia.
El hombre de verde grita: «Cambio naranjas por botellas». Se
desplaza y grita. «PLAS PLAS PLAS… PLÁSTICO». Y retoma su pregunta incómoda: «¿Hacia
dónde vamos?». Se mueve por el jardín, regresa al interior de la sala donde antes estuvimos, sube hasta
la azotea del antiguo edificio de dos plantas, desciende, vuelve al jardín, se
escabulle entre el público, se esconde, pero murmura sus urgencias al
tiempo en que los cuerpos, del otro lado, danzan, son «palabra, serpiente,
rama, árbol, roca y flor» (S. Lee).
«Hay que obtener el control absoluto», recuerda uno. Pero, ¿quién
nos lo dice?, ¿el personaje que parece ser a un tiempo dueño y señor de la naturaleza
y/o sabio que interpela nuestra sensatez para subsistir? «¿Hacia dónde vamos?»,
se incomoda uno, otra vez, con esta pregunta filo. «Cambio naranjas por botellas»,
recicla uno con el de verde. «PLAS PLAS PLAS… plástico... Las palabras llenas de
plástico», hace conciencia uno del desastre al que nos abocamos: ser «el
cadáver exquisito de nuestra sociedad de consumo».
Se acerca el final. Uno de los cuerpos se arrincona y oprime en la
esquina visible del patio. Se hace ovillo. Presiente y nos advierte, en su silencio
rotundo, de lo que se nos viene encima.
*El título ha sido tomado de una breve respuesta de Stephanie Lee, vía
correo electrónico.
Prisma: Edición 8, 2019
PATACóN: proyecto multidisciplinar que se viene realizando desde el año
2017. Nace de la necesidad de los artistas Carolina Figueiredo y Ricardo Linero
Ledezma de fomentar un diálogo urgente, por medio de expresiones artísticas,
sobre problemáticas ambientales.
Tipo: Compañías seleccionadas
País de origen: Panamá
Fecha: Octubre 5
Lugar: Las Clementinas
Creación y dirección: Carolina Figueiredo y Ricardo Linero Ledezma
Intérpretes y cocreadores: Mariela Aragón, Stephanie Lee, Milvia
Martínez, Aquiles Navarro, Alejandro Schoffer y Carlos Quirós
Fotos de Eduard Serra
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