Por Moisés García
Xielo, viernes 4 de octubre de 2019
«Matmo
proviene de las palabras “materialismo” y “monstruo”. Esta pieza […] habla de
cómo el cuerpo aéreo, el espacio y objetos comunes interactúan y se
transforman, así como su sonido. Si es verdad que todos los aspectos de la
mente son el resultado de interacciones materiales, ¿en qué nos convierten los
objetos y espacios con los que nos relacionamos?» De
las notas de programa
Materia Monstruo, monstruo del mar o monstruo creado
de los escombros de una ciudad anegada en basura metálica, cemento, cartón; ignorada
e inorgánica. Una ciudad donde lo material se descubre viviente y donde el
cuerpo humano, plástico, es simplemente un elemento más, una materia que se
deja ver como una molécula flotando en medio de rayos de luz que llegan hasta
las profundidades de un Xielo sumergido en el agua.
Al encontrar un espacio alternativo, muchas veces
hay tantas realidades y subjetividades que guardar para hacer del lugar un
entorno más estético y amable.
En esta ocasión, la presencia de aquellas barras y
vigas metálicas apuntando en todas direcciones, más esa luz cegadora y deformante
de la imagen, instauraron el espacio perfecto para que la ítalo-panameña
Eleonora Dall'Asta, del colectivo La
tribu performance (Italia / Panamá), colgara de aquel imperceptible arnés y
pudiera mover a sus anchas a este ser que seguramente pesaba mucho más que
ella.
Aun así, en sus subidas y bajadas —en absoluto
control— ninguno tocó el suelo hasta que la danza vertical estuvo concluida.
Más de ciento veinte personas conformaron este
teatro arena invertido: 360 grados de personas miraban hacia arriba en todo
momento, salvo que quisieran mirar hacia la otra parte importante de esta obra:
los músicos Hara Alonso y Julián Osvaldo Díaz, quienes completaban esta
experiencia audiovisual en el acto, estimulados el uno con los otros dos, y los
tres (Eleonora, Hara y Julián), con el MATMO.
De esta conversación, a nosotros, acá afuera, solo nos quedaba
conmovernos con la sutileza y el espesor de la acción, el movimiento y el
sonido.
He aquí cómo, al interactuar
tecnología, arte, técnica, música, sonido, reciclaje y una gran oficiante del
circo contemporáneo, se luce quien sin duda es una de las mejores artistas de
este género en Panamá, y en uno de los mejores festivales de danza
contemporánea de la región.
Nota
del curador:
En
una breve entrevista concedida por Hara Alonso (España) y Julián Osvaldo Díaz
(Panamá), revelaron que el procesamiento de audio de la obra, o su musicalización,
se dio a partir de una larga muestra sonora orgánicamente creada por Hara para
el primer video de MATMO.
Díaz
relató que dicha muestra surgió de la experimentación, mientras Eleonora ejecutaba.
Esto es, los micrófonos grabaron los tubos que son la metáfora del monstruo. «Estas
grabaciones a su vez generaban otros
sonidos desde distintos ángulos».
Hara,
por su parte, dijo que la materia musical y sonora está muy relacionada con la
materia misma de MATMO, con los tubos, con la fisicalidad del metal, su
movimiento. «La primera idea fue grabar los propios sonidos [por ellos
generados en su moción], y empezar a procesarlos, secuenciarlos, filtrarlos, y
con ese material darle una estructura más musical». Agregó que, luego, Osvaldo hizo
un segundo planteamiento y que el resultado «es la pieza que hemos escuchado»,
pero que ha de cambiar cada vez que se presente.
SMB
-con fotos de Eduard Serra-
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