domingo, 13 de octubre de 2019

One moment at a time

    

         
             I               
SÍNTESIS

Por Moisés García

One moment at a time fue la primera de tres piezas cortas en presentarse la noche del 11 de octubre en la sala de nuestro pequeño pero bien querido teatro Anita Villalaz. 

A cargo de la compañía canadiense de danza contemporánea Trip The Ligth Fantastic, que por segunda vez se presentaba en la octava edición del festival Prisma 2019, la puesta consistió de un solo cuya ejecutante, Janelle Hacault, bailó con esmero, maestría, encanto y picardía, desarrollando en su trayecto secuencias de danza contemporánea apoyadas en hip hop y teatro, lenguaje que domina a la perfección.

Hacault ejecuta cada movimiento con precisión y destreza, yendo al piso, saliendo de él, saltando y corriendo. En el escenario cuelgan, como suspendidos en el aire, vestimentas de mujer. Abajo, tres sillas inmóviles vestidas con coloridas prendas femeninas lo adornan y, transcurridos unos minutos, empiezan a moverse mágica, lenta, casi imperceptiblemente, hasta salir del escenario, dejando la casa limpia en este discurso sobre el tiempo.

El trabajo dirigido por Kyra Jean Green, mente maestra de este espectáculo, concluyó en una sala repleta con fuertes aplausos de gente entusiasta.                        
       

    

¿CUÁNTO DURA EL TIEMPO?

Por Brígida Tobón


La primera imagen que captura el espectador al entrar al teatro para ver el solo ONE MOMENT AT A TIME es la de un palco escénico habitado por varios vestidos suspendidos en el aire, cuatro sillas y un libro hibernando sobre el piso. En tres de las sillas, seres invisibles ataviados con trajes coloridos escudriñan al espectador mientras la cuarta, vacía, espera ser bailada.

Se apagan las luces plenas, todo es oscuro…y cuando el silencio es el único respiro, estallan los acordes de una sinfonía clásica. Un chorro de luz cenital revela un cuerpo femenino que, acurrucado sobre la silla vacía, murmura historias antiguas, se envuelve y desenvuelve sobre sí misma y abre sus ojos inmensos, de batracio prehistórico, para mirar en el tiempo.  

El solo de danza contemporánea, propuesto por el grupo canadiense Trip The Light Fantastic (TTLF) en el Teatro Anita Villalaz la noche  del 11 de octubre, fue interpretado por Janelle Hacault con coreografía de Kyra Jean Green. Inspirado en una pieza realizada por el grupo en 2018, busca “explorar el espacio entre segundos, que pueden parecer eternos”, según dicen sus creadores.


La danza discurre oscilando la velocidad con la lentitud, la contracción con la distensión, la alegría con el horror. La bailarina, con rigurosidad y mucha técnica, va trazando sobre el escenario líneas intangibles hasta crear una tela de araña por donde transitan sus reflexiones sobre el significado del tiempo. Para ello, el performance abre sus puertas a la creación de situaciones dramáticas, improvisaciones, uso de voces y textos. La corporeidad se plantea como un sujeto imaginario y moldeable, como una red sensible que absorbe pero también permea hacia el público el pensamiento sobre el significado del tiempo.


Un halo  hipnótico acompaña el espectáculo: sillas que se desplazan solas empujadas por los fantasmas que las habitan y que representan todos aquellos que han existido en algún instante; manos que se pierden en la cavidad bucal de la bailarina poseída por el espíritu de Saturno devorando a su hijo en la pintura de Goya; o movimientos-contorsiones que esculpen sobre el escenario imágenes tan disimiles  como caracoles, satélites  abandonados en el espacio, o simplemente dudas. Todos recursos que buscan enfatizar lo disperso y etéreo que es el espacio-tiempo.

Después de la reflexión propuesta por TTLF, el espectador es quien responde si el tiempo percibido durante la función fue más largo o corto que los treinta y cinco minutos que bailó Hacault.

Con fotos de Eduard Serra
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