Xie Xin Dance Theather, la primavera del
contemporáneo chino
Por Félix
Ruiz Rodríguez
Aunque
la danza contemporánea apenas se abre paso en la tradicional sociedad china,
algo que queda claro es que sus primeras semillas ya empiezan a florecer y dar
frutos. Enhorabuena, porque si alguien en este mundo sabe navegar en los aguas
de la precisión, la delicadeza y la belleza al mismo tiempo son precisamente
los artistas chinos.
Durante
la clausura de la octava versión del Festival Internacional de Danza
Contemporánea (Prisma, 2019), el Teatro Nacional, repleto de nacionales y
extranjeros, fue testigo de un trabajo del más alto nivel en términos de
técnica, y bello en función de la estética e interpretación de los bailarines.
From in es el nombre de la pieza ejecutada por
la compañía de danza china Xie Xin Dance Theather, cuya creación coreográfica
estuvo a cargo de la propia Xie Xin. La joven bailarina manifiesta que el
montaje escénico encuentra sustento en el vínculo humano que hay a través de
los recuerdos.
La
tenencia humana de experiencias y espacios comunes fue retratada por medio del movimiento
de manera delicada, alongada y precisa, con un soporte exquisito del trabajo de
iluminación y musicalización. Sombras de ventanales, puertas, caminos,
cenitales, el sonido de un ave revoloteando hacían que las figuras asiáticas,
vestidas de ceniza luminoso, fueran poesía.
Habría
que aplaudir el diseño luces a cargo de Gao Jie, que daban ese matiz de «recuerdo»
al montaje coreográfico. Un contraste de luces tenues, sombras y planos, que
nos regalaban un espectáculo que hablaba de relaciones en cada figura y forma.
La
sinergia, esa suma de efectos individuales, devenía en un juego de percepciones
que parecían por momentos una flor que se abría, aves volando, un cardumen
atravesando la profundidad, cuerpos flotantes, una onda invisible.
También es destacable el trabajo de los intérpretes: Xie Xin, Hu Shenyuan, Liu Xuefang, Wang, Qizhi, Liu Xue, Tu Yo Zhen, Ma Siyuan y Fan Xiaoyun, quienes han desarrollado una cualidad de movimiento muy particular de la compañía, alucinantes entradas y salidas del piso, espirales y pulcras rutinas de oposición. Una grandiosa capacidad de separar y enfriar el movimiento, así como la forma mágica de hendir el aire, orbitar los cuerpos y ejecutar el efecto dominó con ese toque especial del release.
También es destacable el trabajo de los intérpretes: Xie Xin, Hu Shenyuan, Liu Xuefang, Wang, Qizhi, Liu Xue, Tu Yo Zhen, Ma Siyuan y Fan Xiaoyun, quienes han desarrollado una cualidad de movimiento muy particular de la compañía, alucinantes entradas y salidas del piso, espirales y pulcras rutinas de oposición. Una grandiosa capacidad de separar y enfriar el movimiento, así como la forma mágica de hendir el aire, orbitar los cuerpos y ejecutar el efecto dominó con ese toque especial del release.
+
Sublime
pintura hecha poema
Por Brígida Tobón
Tanta belleza duele. Es una herida que supura mudez
y asombro. Es una herida tatuada sin
violencia.
Como si de
repente los ojos se hubieran atrofiado, son incapaces de recoger toda la
perfección y arte que alberga From in, el espectáculo presentado en el
Teatro Nacional por la compañía china XIE
XIN DANCE THEATER, la noche del domingo 13 de
octubre, última del festival Prisma
2019.
Hasta el más escéptico o detractor de
la danza contemporánea tendrá que reverenciar la grandeza y el valor de esta
manifestación artística en manos de la coreógrafa Xie Xin, porque ella, como
nadie, es capaz de ungir este arte con elegancia y sutileza.
Desde el primer instante, Xie Xin convierte
su universo poético en un océano, habitado por bailarines-medusas, que flotan,
que levitan bajo el influjo de la música que es la voz de la tierra, que es
bramido de búfalos, que es exhalación de
cocodrilos, que es agua, y que como olas va y viene, sin dejarse tocar por la disonancia, ni abrazar los sonidos histéricos de
los acordes electrónicos.
Una luz cenital anuncia el inicio del
espectáculo. Como si fuera una pluma, una mujer se levanta alzada por el viento,
mientras el hombre que brota del fondo
del escenario llega para asirla por la espalda. Ellos no se ven, solo se
sienten, danzan sin poder mirarse, se envuelven, alargan sus cuerpos; él la guía,
ella se entrega; ella vuela, él la sigue; ellos flotan con la música que es
goteo de mar, misterio, sinfonía de la naturaleza. Los dos bailarines logran
hacer un dueto magistral de elevaciones y soportes, de comunicación perfecta
entre cuerpo y alma.
Cambia la luz y también la música para
darle espacio al conjunto. Son nueve bailarines que se mueven en impecable armonía
y coordinación para mostrarle al público la divinidad que esconde un cuerpo en
movimiento. Salen y entran como fantasmas en un sueño, sin que el espectador
pueda seguirlos en su levedad, que es acrecentada por los vestidos vaporosos que
llevan y que parecen tejidos con madejas de nubes.
El caleidoscopio de cuerpos no se
detiene. Por más de una hora los bailarines danzan desprovistos de rudeza, en
círculos, en espirales, en líneas verticales y horizontales, comandados siempre
por una Xie Xin, quien, al frente, batalla contra la gravedad para entregar su
mensaje sobre el ser humano, sobre la conexión entre la gente, y la magia de
estar en el mismo espacio al mismo tiempo. ¿Será por ello que en un momento cinco
bailarinas, en línea al frente de la escena, miran al público y ríen?
From in es una obra con un estilo incomparable y de gran
fuerza física y también espiritual.
Tanta belleza duele. Es una herida que supura mudez, pero también ceguera. Leonardo Da Vinci lo dijo: «Si la pintura es poesía muda, la poesía es pintura ciega». Y eso es From in, una sublime pintura hecha poema.
+
Pinceles sobre una escena trasparente
Por Alex Mariscal
Xie Xin Dance Theatre, de
China, encargada de clausurar la octava edición del festival Prisma la noche
del 13 de octubre de 2019 en el Teatro Nacional, es una compañía nueva fundada
en 2014 por Xie Xin, quien antes
había bailado para Sidi Larbi Cherkaoui,
coreógrafo belga que incorpora en su trabajo las enseñanzas de Wiiliam
Fortsyth, Pina Bausch y Tyrsa Brown.
«El estilo llamativo de Xie Xin presenta movimientos expansivos e intensivos realizados con gran elegancia, pero con profunda conexión espiritual», dicen las notas de programa. Al enfrentarse a este universo que cobró vida gracias a los intérpretes Xie Xin, Hu Shenyan, Liu Xuefang, Wang Quizhi, Liu Xue, Tu Yo Zhen, Ma Siyuan y Fan Xiaoyun, bajo la exquisita música de Jiang Shaofeng Yin Yi, uno no puede menos que coincidir con lo que estas notas enuncian.
«El estilo llamativo de Xie Xin presenta movimientos expansivos e intensivos realizados con gran elegancia, pero con profunda conexión espiritual», dicen las notas de programa. Al enfrentarse a este universo que cobró vida gracias a los intérpretes Xie Xin, Hu Shenyan, Liu Xuefang, Wang Quizhi, Liu Xue, Tu Yo Zhen, Ma Siyuan y Fan Xiaoyun, bajo la exquisita música de Jiang Shaofeng Yin Yi, uno no puede menos que coincidir con lo que estas notas enuncian.
Los movimientos son sencillos, pero el motivo que los genera
es muy complejo y polisémico. Cuando uno tiene el privilegio de observar a grandes
maestros de la cultura oriental, y especialmente sus artes, siempre sobresale, más
allá del conocimiento actual, el largo y cuidadoso proceso de formación de sus
ejecutantes. Su famoso «Kung-Fu», salido de los templos Shaolin, significa «experiencia» y esta solo se adquiere
con el tiempo.
Con la maestría de sus ejecutantes, la coreógrafa de esta
profunda pieza dibuja sobre el lienzo del escenario, de la misma forma que el
niño de aquel cuento en que, luego de veinte años, cuando agotó la última gota del agua de las dieciocho tinajas
que su padre le sugirió llenar, llegó a tal dominio de la caligrafía que fue consagrado
como el «Santo de los Pinceles».
La danza de Xie Xin es una escritura de cuerpos que pincelan sobre la
transparencia de la escena, y cuerpos y escritura se expanden hacia adentro y
hacia afuera en las ondas concéntricas del agua, en recorrido infinito.
Con fotos de Eduard Serra
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